“No romanticemos ni caricaturicemos la discapacidad.” En este episodio de Detonantes de Vida, conversamos con Nelson Correa (Nel), fundador de La Casa de Carlota y Urban Sketchers Medellín. Nel nos habla del síndrome de Down y los muchos mitos que lo rodean, pero también de cómo la vida —con una mezcla de oportunidad, propósito y mucha ATITUU— lo llevó a crear uno de los estudios de creatividad más potentes y transformadores de Colombia, donde la neurodiversidad no solo tiene espacio, sino voz, valor y protagonismo.
Nada es casualidad: detrás de esta historia hay trabajo, confianza y una visión profundamente humana que llevó a La Casa de Carlota a ser reconocida por la ONU como la empresa más incluyente del mundo 🌍💛
✨ Los recomendados del Invitado DV ✨
- Leer de lo cotidiano y la resiliencia (Mario Mendoza)
- Héctor en busca de la felicidad (película)
- Relacionarse, hablar y expresar lo que uno quiere
- Escuchar podcasts, no sabes cuándo te pueden sorprender
- Consumir y escuchar, hacer networking
- Aprender a delegar y a confiar
- Saber cuándo renunciar
- Pedir ayuda y alzar la mano
Yo me gusto mucho
Palabras clave: Casa de Carlota, Creatividad, Arte, Expresión, Discapacidad, Neurodivergencia, inclusión
Cuando conocimos a Nel, sabíamos que su historia con Casa de Carlota tenía algo especial. Pero no imaginábamos que terminaríamos con los ojos aguados, riendo, sorprendidas y con el corazón apretado.
Más que una agencia de diseño, Casa de Carlota es una puerta abierta a la creatividad sin filtros, sin moldes, sin lástima. Es un espacio donde el talento de personas con síndrome de Down, autismo y otras condiciones neurodiversas no solo brilla, sino que redefine lo que significa diseñar con intención, con alma y con libertad.
Escuchar a Nel es un viaje por una historia que comenzó con prejuicios y terminó en maestría. Nos habló de cómo pasó de pensar que “eso no era para él” a liderar un proyecto que hoy trabaja con marcas como Disney, Nestlé, Red Bull o Nike. Todo por aceptar una invitación “accidental” a una reunión en Barcelona. Todo por no cerrarse.
Y es que muchas veces el detonante de nuestras vidas no llega con fuegos artificiales. A veces es una conversación, una reunión que casi no ocurre, un «¿y si sí?». Lo importante es no decir que no tan rápido, abrirse a la posibilidad de sorprenderse, de equivocarse incluso, pero moverse.
Lo que más nos marcó de esta historia no fue el éxito (aunque ha sido enorme), sino la forma como lo construyeron: desde el respeto, la exigencia, el trato digno. En Casa de Carlota no hay espacio para la lástima. Cada persona es tratada como profesional, como adulto, como alguien capaz.
Nel nos enseñó que lo verdaderamente disruptivo no está en la tecnología ni en las tendencias, sino en atreverse a mirar diferente, a confiar en la intuición, a creer en lo que todavía no existe.
Y quizás, lo más poderoso que nos regaló fue una frase que dijo Sebas, uno de sus creativos con síndrome de Down, cuando le preguntaron qué era lo que más le gustaba en la vida:
“Yo me gusto mucho.”
Ojalá más personas pudiéramos decir eso en voz alta, sin miedo.
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