8. Danna Ibeth: bailar, migrar y ser fiel a mí

Y le dijeron: «Tú me haces sentir el dolor de una forma positiva, para liberarme y no para cohibirme.»  En este episodio de Detonantes de Vida hablamos con Danna Ibeth, bailarina increíble, migrante, soñadora y fundadora de Dansé: un lugar para aprender a sentir el cuerpo y educar sobre lo que realmente significa la danza. Danna nos cuenta cómo ha sido su camino para seguir sus sueños, serse fiel y desafiar el “qué dirán» demostrando con pasión, trabajo y mucha seguridad que perseguir lo que amamos es la clave para construir una vida auténtica.

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Elegir el movimiento: lo que aprendimos hablando con Danna

Palabras clave: Danza, Pasión, Migración, Familia, Cultura

Hay decisiones que se toman más con el cuerpo que con la cabeza. Así fue la historia de Danna, quien nos recordó que moverse no es solo una forma de expresión, sino también una forma de vida. Desde muy pequeña supo que bailar no era solo algo que le gustaba: era algo que la sostenía. Incluso cuando parecía que el camino era otro, incluso cuando todo indicaba que había que estudiar, trabajar, conseguir un puesto fijo. Ella eligió bailar.

En esta conversación hablamos de todo: la familia, los miedos, la migración, las exigencias de una profesión que aún no es vista como tal, la responsabilidad de ser profe, el vértigo de emprender, y también del alivio de saberse rodeada por gente que empuja contigo.

Nos quedamos pensando en cómo Dansé, su academia, nace desde la crítica, pero también desde el deseo de hacer las cosas distintas. No se trata de quejarse del sistema, sino de decir: esto es lo que creo y así lo hago. En sus clases no solo se baila, también se habla, se piensa, se siente. Hay estructura, hay método, pero también hay libertad.

La migración fue otro de los temas que más nos tocó. Danna habló sin filtros sobre lo que significa estar lejos: el reto de no desconectarse de los suyos, el miedo a mostrarse vulnerable desde otra parte del mundo, la sensación de que una tiene que estar “bien” solo porque está cumpliendo un sueño. Pero también está la claridad de que salir del país amplió su visión, su forma de entender la danza y de proyectarla.

Nos habló de su papá, del proceso de aceptación mutua, del orgullo que hoy siente él al verla construir algo propio. También de cómo aprender a poner su sueño por encima de todo le ha permitido sostenerse sin traicionarse. No pretende tenerlo todo resuelto, pero se nota que ha hecho el trabajo de mirarse por dentro.

Al final, lo que más nos dejó esta conversación fue esa certeza de que bailar, para Danna, es una manera de estar viva. Una forma de hacer catarsis, de conectarse con otros, de enseñarle al cuerpo que puede ser su propia casa. Que la danza no es solo espectáculo, sino también un lugar para sanar, para pensar, para construir comunidad.

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